Antonio del Monte y Tejada: Primer cronista de una Isla en Transformación


 


Antonio Del Monte y Tejada (1780-1861) fue un prominente historiador, abogado y patriota dominicano, nacido el 29 de septiembre de 1780 en Santiago de los Caballeros. Hijo de una familia influyente, estudió en la Universidad de Santo Tomás de Aquino, donde se graduó como Bachiller en Leyes en el año 1800. Desde joven, Antonio Del Monte mostró un talento extraordinario para los idiomas y la escritura.

Del Monte y Tejada vivió la época de 1822 y 1844, marcada por la ocupación haitiana de Santo Domingo, que puso fin a siglos de dominio español en la parte oriental de la isla. Este periodo estuvo caracterizado por fuertes tensiones políticas y sociales, y Antonio participó activamente en la vida de las instituciones locales. Su esfuerzo por rescatar y documentar el pasado colonial contribuyó a la formación de una identidad dominicana en un contexto de lucha por la independencia cultural y política.

Después de participar en la defensa contra la invasión haitiana, Antonio Del Monte emigró a Cuba, donde continuó su carrera legal en Camagüey y más tarde en La Habana, donde alcanzó el prestigioso cargo de Decano del Cuerpo de Abogados. A pesar de su éxito profesional, su verdadera vocación siempre estuvo orientada hacia la historia. También era conocido por su amor por la literatura y su pasión por coleccionar documentos históricos.

Considerado uno de los precursores de la historiografía dominicana, Antonio Del Monte y Tejada dedicó gran parte de su vida a la recopilación y documentación de la historia de la República Dominicana, dejando un legado literario y académico fundamental. Su obra principal, "Historia de Santo Domingo", se convirtió en una referencia esencial, estableciendo las bases para el estudio y la comprensión de la historia de la isla. La "Historia de Santo Domingo" abarca desde la llegada de Cristóbal Colón en 1492 hasta el siglo XIX, y fue publicada en tres volúmenes entre 1853 y 1856:

Volumen I: Desde el descubrimiento de la isla hasta la creación de la primera audiencia en Santo Domingo en 1511, y las primeras décadas de la colonización.

Volumen II: Relata el período colonial bajo la Corona Española, los conflictos con piratas y corsarios, la crisis económica y social de los siglos XVII y XVIII, y la eventual ocupación francesa de la parte occidental de la isla (Haití).

Volumen III: Aborda los eventos que condujeron a la ocupación haitiana en 1822, el contexto político, social y económico de la isla durante este periodo, y algunos acontecimientos hasta la fecha de su publicación.

La obra es especialmente valiosa por la inclusión de documentos originales, muchos de los cuales ya no existen, y por la visión crítica sobre la situación colonial. Además de los eventos históricos, también ofrece un análisis del contexto económico, social y cultural de la época. La importancia de su "Historia de Santo Domingo" radica en su enfoque crítico de las administraciones coloniales, lo que permite una visión más compleja y matizada de la historia de la isla.

En 1861, Antonio Del Monte y Tejada publicó un detallado mapa de la isla junto con un retrato del General Santana, evidenciando su interés en proporcionar una visión geográfica e histórica de la región. Ese mismo año, planeaba regresar a la República Dominicana tras la anexión a España, pero falleció en La Habana el 19 de noviembre de 1861.

Otras contribuciones de Antonio Del Monte incluyen un manuscrito personal dedicado a sus hijos, en el cual recopila anécdotas, sucesos históricos y reflexiones sobre la historia tanto de la República Dominicana como de Cuba. También fue un prolífico escritor de cartas y artículos que defendían la cultura e identidad dominicanas. Asimismo, propuso la idea de erigir el Faro a Colón en La Isabela, reconociendo el valor histórico del primer asentamiento español en el Nuevo Mundo.

El legado de Antonio Del Monte y Tejada perdura en su obra histórica y en el reconocimiento que la nación le ha dado, incluyendo la dedicación de una calle en su nombre en Santo Domingo. Su trabajo contribuyó y favoreció el desarrollo de una conciencia histórica en el país, y su "Historia de Santo Domingo" sigue siendo consultada por académicos e historiadores, manteniéndose como un hito en la literatura histórica dominicana.


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