"Arte y Cultura en la Era Trump, ¿Desafíos y Oportunidades ?"
En este nuevo período, es probable que se retomen iniciativas orientadas a reducir el financiamiento público para las artes y las humanidades, lo que podría afectar a instituciones culturales y programas artísticos que dependen de fondos federales. Además, la administración Trump ha mostrado una tendencia a desregular sectores económicos, lo que podría influir en la industria cultural, especialmente en áreas como la producción cinematográfica, la música y las artes visuales.
El argumento a favor de un entorno más propicio para el desarrollo cultural y artístico independiente se sostiene en la idea de que una política económica liberal, centrada en la desregulación y el impulso al emprendimiento, podría estimular la creación artística a nivel personal. Esto se debería a una posible mejora en el acceso a recursos y oportunidades para las clases trabajadoras.
Una economía más fluida y en crecimiento podría permitir a más personas participar en actividades artísticas y culturales, ya que tendrían más tiempo y recursos para dedicar a intereses creativos. La reducción de cargas impositivas y la flexibilización de las regulaciones también podrían facilitar la creación de pequeños negocios culturales, galerías, y proyectos artísticos independientes.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el desarrollo cultural no depende únicamente de las condiciones económicas. Las políticas gubernamentales de apoyo a las artes, como subsidios y fondos para proyectos comunitarios, siguen siendo importantes para la sostenibilidad de la cultura en todas sus formas, especialmente en comunidades más vulnerables. Así, mientras el impulso económico podría facilitar la creación personal, la falta de apoyo institucional podría limitar el acceso de muchas personas a la cultura y a espacios donde compartir su trabajo.
Es posible que, bajo un enfoque más liberal y con mayor dinamismo económico, el arte y la cultura a nivel personal florezcan más. Pero sin estructuras de apoyo y un compromiso con la diversidad cultural, esos beneficios podrían no ser equitativos o sostenibles a largo plazo.
Muchas veces, las administraciones gubernamentales, ya sean de izquierda o de derecha, tienden a favorecer a las grandes instituciones culturales,museos nacionales, teatros, festivales masivos, grandes medios de comunicación cultural, porque estas entidades tienen un mayor alcance y visibilidad pública. Invertir en estas instituciones se percibe como una manera de consolidar la presencia y el impacto político del gobierno, utilizando el arte y la cultura como herramientas para influir en la opinión pública y promover ciertas narrativas o ideologías.
Esto crea una paradoja, mientras se promueve una imagen de apoyo a la cultura, los sectores más creativos, que suelen ser más diversos y experimentales, quedan en desventaja. Estos sectores a menudo no se ajustan a los criterios de financiación establecidos, ni cuentan con los recursos o las conexiones necesarias para competir por las ayudas estatales. Así, los artistas independientes, las iniciativas comunitarias y los proyectos de base se ven obligados a buscar alternativas, a menudo con presupuestos limitados, lo que puede restringir su capacidad para innovar y crecer.
La falta de apoyo a estos sectores más pequeños y creativos es preocupante porque son, a menudo, los que impulsan el verdadero cambio cultural y artístico. Son los que exploran nuevas formas de expresión, abordan temas incómodos y aportan frescura al panorama cultural. Sin embargo, al no recibir el respaldo necesario, corren el riesgo de quedarse al margen o de tener que hacer concesiones para adaptarse a lo que se espera de ellos en términos de ideología o estética.
En este contexto, algunos abogan por políticas culturales más descentralizadas y flexibles que fomenten la diversidad creativa, den espacio a las iniciativas independientes y reconozcan que la cultura es más rica cuando se construye desde abajo hacia arriba, en lugar de ser impuesta de arriba hacia abajo. También se sugiere una mayor transparencia en la asignación de fondos y un enfoque más inclusivo que permita a todos los sectores de la sociedad participar y beneficiarse de las políticas culturales.
Fdo. Jose Brihuega
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