Alejandro Geraldino Amerino: Un Obispo de Origen Catalano-Aragonés
La figura de Alejandro Geraldino Amerino, segundo obispo de Santo Domingo y el primero en ocupar efectivamente la sede episcopal, ha estado tradicionalmente envuelta en una confusión sobre su origen.
Durante siglos, se ha sostenido que Alejandro Geraldino y su hermano Antonio fueron italianos llamados a la corte de Isabel la Católica para encargarse de la educación de sus hijos. Sin embargo, esta versión no se sustenta en evidencias documentales concretas. El análisis de documentos en el Archivo de la Corona de Aragón y otras fuentes demuestra que los Geraldino no eran italianos, sino descendientes de una familia aragonesa o catalana. De hecho, el término "Amerino", lejos de ser un apellido italiano, podría hacer referencia a la villa de Amer en Cataluña.
una hipótesis respaldada por la documentación aragonesa que menciona a Geraldino como secretario de Juan II de Aragón desde 1473. Este dato es clave, pues en los dominios de la Corona de Aragón las leyes prohibían que extranjeros ocuparan cargos como este, lo que indica que Alejandro Geraldino era, al menos, un súbdito aragonés.
A la luz de estas evidencias, la hipótesis de que Alejandro Geraldino era un catalano-aragonés resulta la más plausible. Su servicio como secretario y protonotario de Juan II de Aragón, su participación en negociaciones de tregua con Francia durante las guerras del Rosellón, y su recepción de mercedes eclesiásticas en Sicilia entre 1473 y 1478 refuerzan su vinculación con la Corona de Aragón.
Por otro lado, la documentación en el Archivo de la Corona de Aragón deja claro que Alejandro Geraldino no fue llamado por Isabel la Católica para educar a sus hijos, como tradicionalmente se ha afirmado. Más bien, parece haber servido en la corte aragonesa hasta la muerte de Juan II en 1479, tras lo cual pasó al servicio de Fernando el Católico para educar a sus hijos ilegítimos.
El caso de Alejandro Geraldino Amerino es un claro ejemplo de cómo la historia puede ser manipulada a través de textos de dudosa autenticidad como el Itinerarium.
La corrección de estos errores históricos no solo contribuye a esclarecer la verdad sobre la identidad de uno de los primeros obispos de Santo Domingo, sino que también ayuda a desmontar narrativas erróneas que han perdurado durante siglos.
Comentarios
Publicar un comentario